Choque frontal con la realidad.
El teléfono no suena,
coge altura y estalla en mil pedazos.
Eso no me hace sentir mejor,
tu cabeza no estaba debajo.
Incertidumbre de no saber qué ocurre
o si ocurre.
Siempre en estado de espera
y el que espera,
desespera.
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