Dicen que a lo largo de la vida tenemos dos grandes amores.. Uno es esa persona con la que consigues una compenetración máxima para pasar el resto de la vida juntos, con el que te casas o vives para siempre, incluso puede que sea el padre o la madre de tus hijos. Luego dicen que existe un segundo gran amor. Aquella persona que siempre acabarás perdiendo. Es alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan a la razón y que impedirán siempre alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejarás de intentarlo. Te rendirás y buscarás a esa otra persona que acabarás encontrando.. Pero te aseguro que no pasarás una sola noche sin necesitar otro beso suyo, e incluso discutir una vez más.
Sabes de lo que estoy hablando, porque mientras estabas leyendo esto te ha venido su nombre a la cabeza. Y cada vez que escuchas esa canción, que pasas por aquel sitio, que ves cierto coche o que llega una fecha clave.. Le recuerdas. Y no puedes evitarlo. Son cosas que nunca se olvidan.
Podrás librarte de él o de ella, dejarás de sufrir, conseguirás encontrar la paz (le sustituirás por la calma), pero te aseguro que no pasará un día en el que no desees que esa persona estuviera ahí para perturbarte.
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