Quédate aquí como se quedan los rastros del sol,
y no te marches como no se van las ganas de ti.
Que ahora estoy como los días después de la lluvia,
como el cielo cuando desaparece la tormenta.
Me has tocado con algo que no tiene nombre
y no sé llamar de ninguna manera a esta sensación.
Sigue existiendo la libertad y con ella te escojo a ti.
No queda rastro de sentimientos anteriores.
Apareces y el tiempo se detiene,
el colchón se convierte en mesa donde comernos a besos,
y descubres rincones que no sabía que existían en mi cuerpo.
El parque ha cambiado de aspecto desde que tú estás en él,
y el laberinto es un sitio en el que siempre encuentro la entrada pero no quiero que llegue la salida.
Déjame entrar en tu cabeza y ayúdame a despejar esas ideas.
Porque mis pensamientos no están claros
pero el mundo es menos cruel desde que tú estás en ellos.