Escribir es mi única forma de expresión, mi consuelo y mi desahogo. Es mi válvula de escape cuando los pensamientos se acumulan en mi estómago, me colapsan la garganta y me impiden respirar.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Llegó y terminó para siempre con las dudas, con los miedos, con las excusas y con la distancia. 
A pesar de estar a cientos de kilómetros. 
Porque los latidos desbocados del corazón, la pasión de sus ojos, la firmeza de sus manos en mis piernas, y la felicidad de su risa, son cosas que hacen del mundo un lugar mejor. 
Ya no hay tristeza a pesar de las lágrimas. 
Las manos encajan, los cuerpos conectan y las carcajadas se sincronizan. 
No puede ser nadie que no sea él. 
Dicen que cuando aparece lo sabes. 
Nosotros lo supimos incluso antes de aparecer. 

Y ahora todo es infinito.