Escribir es mi única forma de expresión, mi consuelo y mi desahogo. Es mi válvula de escape cuando los pensamientos se acumulan en mi estómago, me colapsan la garganta y me impiden respirar.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Soy yo la que se desdobla en dos personas diferentes. Soy yo la que no comprende a ninguna de las dos. Soy yo la que se destroza tratando de atender, satisfacer y entender las dos partes de mí misma.  La única que trata de vivir y convivir con dos personas a la vez. También soy yo la que sé que lo más sencillo sería hacer desaparecer a una de las dos. Elegir la “yo misma’’ que me hace feliz, la Yo que quiero ser. Decidir cuál es el papel que quiero interpretar el resto de mi vida.

Trato de convencerme de que estoy entre yo y yo y no entre tú y yo. No sé cuál es la parte más difícil. No sé si sería capaz de dejar todo aquello que me hace más yo. Aunque no sé si es esa yo la que soy en realidad.

No puedo vivir más tiempo escondiendo la cara verdadera. Puedes pensar que soy buena y que te quiero y que estoy contigo. Y es cierto. Pero también es mentira. 
A veces, muy a menudo, aparece esa parte salvaje e innata que llevo tan dentro que nunca se marcha. 
Antes me excusaba en el alcohol. Pero he demostrado con creces que no es eso lo que me hace crecer. 
Es el aburrimiento, y la rutina, y la estabilidad, y la seguridad y todas esas cosas que hacen que mi vida parezca normal, y predecible y, sobre todo, vulgar.

No quiero una vida común. No quiero la vida que cualquiera podría tener.


Por eso elijo, aun sin elegirlo, vivir muchas vidas en una. 

domingo, 19 de mayo de 2013

Lo más doloroso es que te miro y te quiero. Eso es lo peor de todo. Que no siento una gota de rencor, ni de odio, ni de enfado cuando te tengo delante. Es que veo tus ojos y sólo puedo quererte. Me sonríes y sólo puedo sonreírte. Aunque luego te marches y vuelva el vacío y la tristeza y la rabia. Sobre todo la rabia. Pero te veo y todo se remueve por dentro. Eres como una tormenta de verano. Un huracán de sensaciones.. Tú siempre apareces para ponerlo todo patas arriba, y luego te marchas como si nada hubiera pasado, dejando la calma de después de la tormenta. Dejando el silencio de después de los truenos. Dejando el vacío. Eso es todo lo que queda. Pero te miro y te quiero. Y esa es una certeza imposible de ignorar.
Sigo intentado encontrar una explicación. A lo mejor es que tenemos tantas cosas de que hablar que no sabemos por dónde empezar. O puede ser que simplemente no tengamos nada que decirnos. Pero yo sé que cuando tiemblas no es de frío sino de amor. Y que si tus manos me rozan y tus ojos me miran, tú me besas en el cuello en lugar de en los labios porque los labios son cosas de enamorados y tú no te enamoras y tampoco te entregas. Porque tú eres de todo bajo control. De follar despacio, en silencio y con preservativo. Orgulloso e incomprensible. Tu mente es un muro completamente cerrado con el que me choco una y otra vez. Y si tú no me hablas yo no te entiendo. Pero lo cierto es que nosotros somos más de silencio y de la procesión va por dentro. Pero también es cierto que nuestros cuerpos se entienden cuando están desnudos, y eso es más importante que todas  las conversaciones que nunca tendremos.