Escribir es mi única forma de expresión, mi consuelo y mi desahogo. Es mi válvula de escape cuando los pensamientos se acumulan en mi estómago, me colapsan la garganta y me impiden respirar.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Soy yo la que se desdobla en dos personas diferentes. Soy yo la que no comprende a ninguna de las dos. Soy yo la que se destroza tratando de atender, satisfacer y entender las dos partes de mí misma.  La única que trata de vivir y convivir con dos personas a la vez. También soy yo la que sé que lo más sencillo sería hacer desaparecer a una de las dos. Elegir la “yo misma’’ que me hace feliz, la Yo que quiero ser. Decidir cuál es el papel que quiero interpretar el resto de mi vida.

Trato de convencerme de que estoy entre yo y yo y no entre tú y yo. No sé cuál es la parte más difícil. No sé si sería capaz de dejar todo aquello que me hace más yo. Aunque no sé si es esa yo la que soy en realidad.

No puedo vivir más tiempo escondiendo la cara verdadera. Puedes pensar que soy buena y que te quiero y que estoy contigo. Y es cierto. Pero también es mentira. 
A veces, muy a menudo, aparece esa parte salvaje e innata que llevo tan dentro que nunca se marcha. 
Antes me excusaba en el alcohol. Pero he demostrado con creces que no es eso lo que me hace crecer. 
Es el aburrimiento, y la rutina, y la estabilidad, y la seguridad y todas esas cosas que hacen que mi vida parezca normal, y predecible y, sobre todo, vulgar.

No quiero una vida común. No quiero la vida que cualquiera podría tener.


Por eso elijo, aun sin elegirlo, vivir muchas vidas en una.